11 de junio de 2005, Acapulco (México)

Acapulco de Juárez (La Perla del Pacifico) como bautizaron durante la conquista y colonización Española Hernán Cortes y sus secuaces. Hoy estoy quemado por el sol, con un tirón en la espalda, heridas en los pies, dolor de cabeza por tanto calor y la altura, contaminación y sequedad de Ciudad de México y para colmo desencantado con los mitos de Acapulco, pero primero hablemos un poco de la ciudad porque esta si que tiene algo que decir.

La Bahía de Acapulco además de ser bella por naturaleza por su abertura central con dos cabos que la medio cierran, abriéndose después hacia ambos lados y rodeada de montes y acantilados, hacen que la visión por si sola sea algo que tarde en olvidarse. Si alguien ha estado en Montecarlo (Mónaco), sabrá de lo que hablo puesto que guardando las distancias se asemejan en muchos lugares. Esta forma de la bahía además de bella, ha hecho que a lo largo de la historia y desde la colonización fuera el puerto más importante del Pacifico y unía a Nueva España con las Filipinas y demás países de la ruta de Oriente durante mas de 200 años. Para su defensa se construyo el fuerte de San Diego con unos impresionantes cañones que de poco sirvieron para defender los cargamentos que salían de plata de lo que hoy es México y volvían cargados de sedas, porcelanas y marfil.

La guerra de la independencia aplaco el esplendor al puerto quedando prácticamente abandonado hasta que durante la segunda guerra mundial los vecinos Estadounidenses no tenían muchas opciones de viajar y se desplazaban al país vecino del sur. Este nuevo impulso fue ya imparable hasta el desarrollo de Cancún como lugar turístico, sin embargo la ciudad siguió creciendo y hoy es una ciudad de proporciones inmensas pero dedicada prácticamente en su totalidad al sector turismo y servicios, ya que el puerto ha quedado únicamente como atraque de veleros y yates de lujo.

En el 1997 un huracán arraso la ciudad causado por el fenómeno del niño (Este año también es año del niño) pero ya se ha recuperado prácticamente en su totalidad.

Mi visita se debe principalmente a dos imágenes que desde hace muchos años tengo en mi cabeza asociados al nombre de Acapulco, la primera es la de los jóvenes y no tan jóvenes que se lanzan en picado en la quebrada desde un acantilado de 45 metros entre rocas y con un mar muy revuelto y salen como si salieran de la ducha, y la segunda imagen es la de bikinis de escándalo rellenos de mujeres no menos infartantes paseando por la playa, así que nada mas llegar y arreglar mis asuntos, me fui directo a la quebrada, pasando por el zócalo o plaza central sin mucho interés. Aquí mi primer desencanto. El lugar existe, pero para verlo se pagan unos 3 dólares y los "picadistas" como así les llaman, son profesionales, con lo cual ya se perdió ese encanto de la exhibición y la improvisación. En cuanto a los monumentos caminando por la playa, terrible para mí, porque tras caminar mas de 7 km con un sol que me ha dejado destrozado (cabezota que es uno) recorriendo las playas de la bahía, no he visto ni una sola de esas señoritas de las postales y eso que he puesto la mejor de las actitudes de "baboso" que he podido. El paseo ha sido muy divertido porque en el malecón he coincidido con unos canarios que buscaban lo mismo que yo y por unanimidad del grupo hemos llegado a la conclusión que “aquí hay menos carne que en un mercado de frutas”. Así que decepcionado por la inexistencia del paraíso y por el cansancio acumulado ya del viaje, me he metido al cine con aire acondicionado a pasar un rato fresco.

Tras ver El episodio 3 de la guerra de las galaxias el panorama ya ha sido diferente. El sol se estaba ocultando, los bares abriendo y la gente ya con sus mejores galas ocupa las terrazas y los bares y aquí si que se ve la diferencia de Acapulco. La puesta del sol tras las montañas ofrece unos reflejos en el Pacifico a lo largo de la bahía difícil de ignorar y con una cerveza fresca en el cuerpo y sin tanto calor ya se ve todo mucho más bonito. Mi impresión personal es que es una gran ciudad, en la que el turismo propiamente dicho ha quedado ya relegado a un segundo plano, y no al contrario que seria lo ideal, un sitio turístico con una ciudad auxiliar, por lo que aunque no me puedo creer lo que voy a escribir, prefiero Cancún a Acapulco, pero eso por comparar ambos, porque no volvería a ninguno de los dos.

Hoy es Sábado por la noche, Estoy en Acapulco, ya he conocido gente... Creo que tengo todas o casi todas las cosas necesarias para pasar una noche fabulosa. Pero eso no es turismo y no os lo voy a contar. De hecho como salgo de Acapulco mañana por la mañana en bus he sacado mis cosas del hotel y las he dejado en una consigna, porque esta noche no pienso dormir y aquí los hoteles son bastante caros.

Saludos a todos

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