20 de noviembre de 2005. Medellín (Colombia)

Hace ya cinco años que cambiamos de siglo, hace ya cinco años que se suponía que dejábamos atrás el siglo XX, el siglo de los avances, de la comunicación, el siglo en que la inteligencia dejaba definitivamente atrás la fuerzo bruta y en el que la caza y supremacía sobre otras especies quedaba como deporte en grandes fincas destinadas a tal fin, sin embargo a veces el ser humano actúa de forma incomprensible.

Ayer por la tarde en un precioso atardecer, mientras estaba tomándome un refresco en un banco a escasos 25 metros de mi hotel, sentado placidamente con mi pareja y disfrutando del fantástico clima primaveral de Medellín y de las imágenes de la principal plaza de la ciudad, la plaza de Botero, alguien que en su día perteneció a algún tipo de grupo "libertador" armado de Colombia, se le ocurrió que el hecho de que alguien no Colombiano pasara por su país, era algo así como un delito. Por esa razón tras insultarnos, recordarnos que estábamos en Colombia y que la vida en Colombia no vale nada. Tras recordarnos que aunque viniésemos de países con dinero, aquí el dinero no vale nada y podría matarnos en cualquier momento porque no sabíamos quien había sido el, imagino que dando a entender que seria alguno de los recientes desmovilizados de la guerrilla o los paramilitares o cualquier otro grupúsculo de enemigos de la sociedad de campan por esta tierra libremente. Llego un momento que tras escuchar cada vez palabras mas fuertes y a mayor volumen me levante y utilizando mis palabras y mi altura considerablemente mayor acompañado de gestos claramente bélicos, conseguí que se marchara y nos dejara tranquilos, sin embargo no termino ahí la cosa y después de unos minutos, vino por detrás y sin mediar palabra me golpeo en la cabeza.

Dicen que uno no debe de utilizar las armas que lleve consigo hasta comprobar que las palabras no han bastado y que el uso de la violencia solo sale cuando fracasa todo lo demás, por lo que su uso es una clara muestra del fracaso del buen hacer y supongo que un fracaso en mi forma de pacificar la situación y este golpe que me aturdió momentáneamente rompió cualquier tipo de negociación posterior, en primer lugar por haber sido utilización de fuerza superior, al venir por detrás y sin que yo lo estuviera agrediendo y en segundo por la premeditación y alevosía de su acción, así que después de correr unos metros tras el y teniendo en cuenta mi altura y volumen, el tamaño de mis manos, de mis pies, la preparación anterior que he tenido y la mala leche que me puso lo que paso, aquello se convirtió en una batalla campal en medio del parque hasta que vi que el hombre ya no tenia conciencia y estaba boca arriba en el suelo sin poderse mover.

Su estado físico actual lo desconozco aunque se que salió caminado por si mismo, pero en cuanto al mío, tengo lesionados los nudillos de la mano derecha y el pie derecho, ambos de los golpes que le di, sin embargo el no pudo encajarme a mi ningún golpe mas que el primero y lo único que hizo fue romperme la camisa al caer al suelo la primera vez.

Es esto una victoria o un fracaso?. Hoy que ya todo ha pasado no puedo dejar de pensar en que el golpe que me dio en la cabezo podría haberme creado graves lesiones, pero lo peor hubiese sido que en lugar de un golpe, hubiese venido por la espalda con algún tipo de arma. Es muy posible que sencillamente hoy no podría estar escribiendo esto, y lo peor es el motivo... Sencillamente no hay motivo que pueda justificar lo que paso. No es lógico que el estar en el principal parque de la ciudad, al atardecer con la pareja de uno tomando un refresco, sea la antesala de una situación tan violenta como esta.

Lo peor fue que mientras esto pasaba ningún policía estaba cerca para actuar... Por favor, era la zona mas céntrica de la ciudad.

Será que esta es la reinserción que este gobierno pretende con los varios miles de guerrilleros varios que tiene el país?... Un montón de amenazantes desgraciados que insulten y ofendan a los extranjeros que se vayan encontrando por la calle???

Para colmo de males, cuando todo termino la gente que estaba viendo lo que paso, no se preocupo de la salud del agresor ni de mi, sino que lejos de ello, me aplaudían por lo que hice, algunos incluso le propinaron al tipo que ya estaba inconsciente en el suelo algunas patadas e incluso le robaron un pequeño bolso que llevaba y que yo le había tirado anteriormente a la fuente de la plaza, es decir, que podría haberse muerto ahí y a nadie le hubiese importado.

Hoy el día es extraño en nuestro hotel. Por una lado sabemos que la sangre podría haber llegado fácilmente al río y por otra nos hemos dado cuenta de que en un país como este donde la paz es efímera y los visitantes exteriores no abundan, hay que tener mil ojos además de los que uno tiene habitualmente.

Que desgracia que esto nos haya tenido que pasar a nosotros.

Saludos a todos.

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